En principio, pareció muy buena idea ir a Paragüay. La información que habíamos recibido acerca de compras muy baratas de todo tipo de cosas fue un fracaso, y güay del Paragüay dejó de tener sentido para nosotros cuando nos dimos cuenta de que todo lo que vendían era retrucho (o sea refalso para los profanos en el argentino).
Al margen de esta pequeña aventura Posadas resultó ser una ciudad con mucha vidilla, para variar, y gracias a Nieves, que nos acogió a los dos en su casa, conocimos la marcha de esta ciudad incluída la discoteca más grande de Argentina (11 salas diferentes, guau!!). Una de las zonas con más ambiente, sobre todo los domingos por la tarde, es la costanera. Allí se reune un montón de gente tomando mate a lo largo de todo el paseo, sentados en las sillas que se llevan de casa, y con la música en el coche a todo volumen. Ningún tipo de estrés.
Nuria
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