lunes, 2 de julio de 2007

AHORA SI QUE TIENE SIGNIFICADO "VALES MÁS QUE UN POTOSÍ"

De Uyuni (pueblo bastante feo por otra parte), partimos un grupo de lo más heterogéneo dirección a Potosí. Aquí, para los futboleros, se encuentra la cancha de fútbol más alta del mundo, a unos 4300 sobre el nivel del mar, el que pueda correr más de dos minutos a esa altura, que juegue!!


El Cerro Rico (cima a 4800 metros, con más de 5000 bocaminas) apadrina la ciudad de Potosí, y es de ese cerro que los españoles extrajeron el tesoro más grande del mundo, y como siempre, fueron especialistas en que se hundiera bajo el mar (ahora lo recuperaron unos americanos creo, y en ese país está expuesto....en fin...). Después de toda la explotación durante casi 600 años este cerro sigue teniendo plata, plomo, hierro, zinc, estaño y numerosos metales más. Toda la ciudad vive de la minería.
Así que siendo las minas lo más importante de esta ciudad, decidimos irnos de cabeza a la mina.


Disfrazados de mineros con todo el equipo, entramos en la mina más antigua de todas, Mina Rosario, que sigue explotándose casi como en tiempos coloniales....
Antes de empezar la visita a la mina, nos llevaron a un mercado para comprar coca y refrescos a los mineros. Hasta ahí todo normal. Pero con lo que flipas es que te venden cartuchos de dinamita por 15 bolivianos (es decir menos de euro y medio!!!) sin ningún tipo de pudor, para que te lo lleves donde quieras, lo explotes donde quieras, sin ninguna licencia ni ná....alucinante.

Cuando entras a la mina, antes de empezar a bajar niveles, se ve la figura de un Dios que adoran todos los mineros y que se llama Tío (porque la D en quechua se pronuncia T, de ahí viene el nombre). Esta figura fue inventada por los españoles en la época colonial, aprovechando que los indígenas eran politeístas, así los incentivaban para trabajar más en las minas sin descanso alguno. La tradición actual manda que todos los viernes, todos los mineros tienen que hacer una ofrenda al Tío para que la producción sea buena y no haya accidentes. La ofrenda trata de beberse un buen trago de alcohol puro de 96 ºC (cosa que tuvimos que hacer, y por lo visto es bueno para limpiar la tráquea del polvo de la mina, y supongo que te limpia todo lo demás porque....) dejarle coca, y un buen cigarro encendido en la boca para que se lo fume. Además, la noche de San Juan le tienen que dejar el feto de una llama como ofrenda a los pies. El gran "miembro" del Tío es un simbolismo como que es el macho de la Pachamama, y la tiene que fecundar para que la producción continúe.
Es increíble la sensación que se experimenta dentro de una mina, del frío intenso al calor intenso, según vas bajando niveles de profundidad, el polvo que te impide respirar bien,....y en esas condiciones ves como los mineros hacen todo el trabajo a mano, empujando los vagones de 2 toneladas entre 2 ó 3 mozalvetes que no pasarán cada uno de los 15 años.... como mucho, y desde luego, menos equipados que nosotros. Esta mina, es en realidad una cooperativa, y de lo que cada uno extrae para él son las ganancias. Por ese motivo, los niños entran a trabajar tan jóvenes a la mina, porque así sus padres no necesitan un ayudante, y todas las ganancias quedan en casa.


































Aparte de las minas, la ciudad de Potosí es muy colonial, y las calles te recuerdan a múltiples pueblos españoles que siguen conservando su estructura y sus edificios antiguos. Está bastante bien cuidada y es tremendamente bulliciosa. Tiene numerosas iglesias y edificios coloniales (muchos de ellos al estilo Salmantino), una iglesia diseñada por un árabe en medio de la ciudad, y el Palacio de la Moneda, ahora un museo, donde se hacían y se acuñaban las monedas de plata que iban para España. Es una ciudad bonita, pero tremendamente difícil de caminar, pues está colgada de un cerro, y es todo cuestas, y a esa altura...



















































































Serían innumerables las fotos de todos los edificios coloniales de la ciudad, pero creo que como muestra, así es suficiente.





Nuria




AH!! Por cierto, conocí allí a un berciano de Ponferrada, Luis, que mirá vos es un reportero del Marca. Hace crónicas de viajes, y nos ha sacado una foto a todos que saldrá en la página del periódico. Para el que tenga curiosidad puede entrar en esta dirección

pero no seáis impacientes que creo que tardará un mes....VIVA EL BOTILLO!!

DE SAN PEDRO DE ATACAMA AL SALAR DE UYUNI


La mejor opción para entrar en Bolivia es desde San Pedro de Atacama en Chile, no solo por ser el paso menos peligroso, sino porque el viaje desde Jujuy pasando por Purmamarca, de nuevo, y toda la subida por los Andes es impresionante, se llegan a alcanzar los 4600 metros sobre el nivel del mar, y se divisan distintos salares a lo largo del recorrido. El viaje ya merece la pena por si solo.

San Pedro de Atacama de lejos parece un pueblo bastante horrible, pero cuando entras en él tiene un encanto especial. Todas las casas de adobe, las calles en tierra, y por supuesto la gente ya más cercana a la boliviana (no en vano esta zona pertenecía a Bolivia antes de que Chile se la quitara...). Desde aquí se pueden visitar distintas cosas, como otro valle de la luna, un valle de la muerte, y unos geisers. Para el que quiera subir picos, este pueblo está situado a las faldas de un volcan que alcanza los 5000 metros de altura.



























Harta de ver rocas de colores ya, decidí que lo mejor era ir a visitar los Geisers que nunca había visto ninguno. La excursión fue muy buena, pero hay que tener en cuenta que se sale a las 4 de la mañana y que estando en medio de un desierto en invierno la temperatura es de -12 grados!!! y desde las 5 y media de la mañana hasta casi las 8 y media que sale el sol estás soportando esa temperatura...De echo, una vez que sale el sol la temperatura llega a ser bastante agradable, cercana a 0ºC, vamos ni frío ni calor....mi concepto de las temperaturas y de las distancias a lo largo de este viaje ha cambiado bastante os lo aseguro.














Después de los heisers visitamos un pueblo indígena en el que comí unos pinchos morunos de llama que estaban de muerte. Además, por el camino vimos bastantes animales típicos de la zona, como llamas y una especie de conejo muy raro, que tampoco me acuerdo como se llama (voy a empezar a hacer un diario de viaje en papel para acordarme de todo).










































Para hacer la travesía hasta Uyuni es necesario contratar la excursión con una de las múltiples agencias que hay en San Pedro, y finalmente el grupo de seis necesario para hacer la travesía acabó formado por un grupo de 3 catalanes, un belga, un belga-vasco, y yo la asturiana, grupo que se extendería con un chileno y un brasilero a lo largo de la travesía, además de nuestro guía boliviano, Marcos. Un grupo digno de chiste...
La expedición salió un día a las 8 de la mañana desde San Pedro y en menos de 40 minutos ya estabamos en la frontera con Bolivia, a los pies de un volcán (de cuyo nombre no me acuerdo para variar), y constituída únicamente por una triste caseta a los pies de dicho volcán.

Toda la travesía se realiza por los Andes por pistas de montaña, pasando por múltiples lagunas de colores, volcanes, geisers.... se ven flamencos, gaviotas andinas, zorros que se acercan a pedir comida, llamas, guanacos,.... en fin no hay palabras, ni tampoco para describir el enorme frío a lo largo del viaje. Aún así, por el camino había aguas termales en las que te podías bañar. El agua estaba a unos 38 graditos mientras fuera estabas a menos 10, por lo menos. Yo tengo que decir, que no fui capaz de quitarme la ropa y meterme. Pero ahí va una foto de los que si lo hicieron.

Se pasan dos noches a una altura de 4300 metros y sin calefacción!!! Eso sí, la segunda noche fue en medio del conocido Salar de Uyuni, en un hotel contruído únicamente de sal (bueno vale, las puertas son de madera de un cáctus) muy bonito, y donde varios de los grupos de viaje nos reunimos para cenar y celebrar la mítica noche de San Juan.

Ésta fue una noche muy especial. Después de la cena unos niños nos tocaron unas piezas de música andina, mientras el resto de lugareños de la zona preparaban una hoguera y alcohol típico boliviano, Singani (parecido al orujo), para compartir todos alrededor de la hoguera. Así que al final de la noche había por lo menos 20 nacionalidades distintas junto con la gente del lugar, los niños saltando la hoguera (que más de uno se quemó el flequillo, están locos...), y todos bebiendo Singani con la Pachamama (la madre tierra, a la que hay que dar un poco del alcohol del vaso antes de beber).

Hay que decir que estos indios beben la de dios, y a pesar de tener que salir al día siguiente a las 6 de la mañana, para ver amanecer en medio del salar, ninguno de los guías se acostó....cierto que en medio del salar no puedes chocar con nada....gracias a la Pachamama...

Finalmente, el último día, ya en el pueblo de Uyuni, comimos en casa de Marcos, el guía, con su familia. Ciertamente hasta el momento la gente boliviana es muy hospitalaria, todo lo contrario de lo que me habían dicho. Lo único que hay que saber antes de entrar a Bolivia, es que todo es negociable.


Nuria